jueves, 9 de mayo de 2013

De hijos y padres

Al hilo del revuelo montado por el anuncio de boda de Di Stefano y la petición de incapacitación solicitada por sus cinco vástagos, me ha invadido el desencanto.

Después, me he preguntado: ¿cuando dejamos de ser adultos para convertirnos de nuevo en niños que necesitan tutela?, ¿cuándo lo nuestro, lo que hemos conseguido nosotros, deja de serlo?, ¿con qué derecho sienten otros que lo tuyo es suyo, si no han hecho nada para ganarlo ni merecerlo?.




Inmortales

Mientras conducía, y quizá porque las tenía sobre el volante, parte de mi atención se desvió hacia mis manos.

El primer pensamiento que cruzó mi mente fue: "estas uñas necesitan una lima pero ya". Es la consecuencia de haber estudiado piano de pequeña: permanece una culpabilidad residual cada vez que las uñas crecen más de la cuenta.

Y justo después de haberme puesto las peras al cuarto...vi las manos de mi abuela. Las vi como si ambos pares de manos fueran las mismas manos, con la única salvedad de las uñas como garras, pintadas con colores llamativos, que solía lucir ella.

Lo cierto es que, en realidad, sí que son las mismas manos.





Y sentí que eso es lo más cerca que estaré nunca de la inmortalidad...