domingo, 21 de noviembre de 2010

De estrellas del porno y cumpleaños...


Esta mañana he tenido, probablemente, la fantasía sexual más extraña de toda mi vida.

Todo comienza en un hotel en el que me hospedo y trabajo, y en el cual conozco a un hombre estupendo y atractivísimo (tipo Johan de MTV pero en guapo, corpulento y sin gilipolleces) con el que me enrollo; pero no es el hecho de enrollarme con él lo que me excita (que bien pudiera haber sido), qué va, esa parte ni se ve en el sueño/duermevela/vigilia.
De repente nos vemos regentando un hotel, tras una atribulada historia de robo, engaño y espionaje (hay que reconocer que la imaginación no tiene límites). Y somos unos hoteleros muy majos, de esos con clientes fijos y trato personalizado. 

Aparecen en el hotel un grupo de chicos, uno de los cuales es gay (digamos que se llama Pedro), y sus amigos no lo saben (en realidad no lo quieren saber, me parece casi imposible que no percibas ciertas cosas, aunque, desde luego, no sean de tu incumbencia), previamente estaban alojados en el hotel el elenco de una película porno gay cuya estrella es Buck Angel (buscadlo, curiosones, buscadlo), viejo amigo de mi Johan. El caso es que la pandilla del gay encubierto se cruza  en el rellano con la pandilla de la estrella del porno, el cual percibe inmediata y únicamente cuáles son las inclinaciones verdaderas de Pedro, haciéndole una proposición alta y clara, que asombrosamente incluye unión carnal y espiritual. 

Pedro, ruborizado, agacha la cabeza, y aunque unas le van y otras le vienen, no se atreve; y qué les digo a mis amigos, y qué pretendo yo con un porno star, y qué bueno está el jodio, y cómo me ha mirado, y qué profundidad en sus ojos, bla, bla, bla… y es mi Johan venido a más quien propicia el encuentro, convenciendo a Pedro de que podrá escuchar sin ser visto cuáles son las intenciones de Buck para con él, más allá de un buen polvo.

Y eso hace, llevándole a escondidas a la habitación en la que Buck se está dedicando a su principal afición: pintar murales al óleo. Cuando Johan le interpela sobre sus intenciones con Pedro, Buck le enseña dos tipos de murales: en el primero los colores son violentos, las escenas agresivas, casi hacen daño a la vista, aún siendo verdaderas obras de arte; en el segundo la escena es sublime, pero a diferencia del primero, lo que transmite es serenidad; mientras Buck termina su segundo mural, le confiesa a mi Johan que si bien el porno le inspira todo lo que plasma en el primer mural, Pedro le ha inspirado el segundo, en sus ojos ha visto ternura y deseo, ha visto una promesa de algo firme y duradero…y en su pantalón un bulto prometedor, a qué vamos a engañarnos.
Así que Pedro, sobrecogido, aparece en escena, y mi Johan les abandona. Ambos comienzan a hablar, pero deciden que el estado de excitación es tal que conviene desfogarse antes de sincerarse, para lo que Buck es consciente de que es mejor desnudarse antes, porque sabe que Pedro no le ha reconocido.

Pedro alucina, no lo hubiera imaginado jamás, duda un segundo, pero inmediatamente piensa en tres cosas: en los sentimientos puros, en cómo hacerse un curso de un sexo oral que no ha practicado nunca,  y en dónde venderán un arnés con una buena polla… Pedro toma el papel de zorra, Buck el de perra (incluso le pide a gritos a su compañero un collar y una cadena para próximos encuentros), se aman con cuidado al principio, después con desenfreno, y tras unas penetraciones aquí, unas felaciones allá, y otras dulces frutas, … les queda tiempo para hablarn durante horas y horas (signo inequívoco de que aquí hay tema más allá del sexo). 

A Pedro no le preocupa el porno, está cansado de hombres mucho menos atractivos jurando fidelidad y poniendo cuernos, por lo menos lo de Buck es trabajo. Y. habiendo amanecido juntos, bajan a desayunar agarrados de la mano, para el absoluto asombro de la pandilla de domingueros y de la pandilla de  miembros del “star system” porno-gay….(qué caras, qué gestos,….).

Y en ese preciso instante de felicidad cuasi conyugal…¡¡me corro como una loca!!, finalizando la masturbación más extraña de la historia, porque ni soy un personaje principal ni lo veo, sólo lo imagino en la imaginación.

En fin,…

Y para rematar el día, me acabo de comprar, vía internet, mi regalo de cumpleaños, con casi un mes de antelación; me morderé las uñas hasta que llegue el paquete, y me hará más ilusión la espera que el resultado….cómo soy (que guapa estoy, qué tipo tengo, ea!).