Que una revista de belleza hable del amor propio y la autoaceptación, y de la belleza natural, es en sí mismo un contrasentido, cuando dicho artículo figura en la página 20, depués de 19 páginas de Kate Moss, cremas reductoras, antienvejecimiento, dietas hipocalóricas,...
Estas revistas, en mi opinión, están orientadas al mismo objetivo que la mayor parte de los anuncios: hacerte sentir miserable, fracasado, feo, viejo y gordo, si no compras el artículo que están anunciando, en cuyo caso tendrás una silueta perfecta (para Karl Lagerfeld), lucirás como una niña de 15 años y conducirás tu descapotable con la rubia de rigor al lado, tu jefe te respetará, tu trabajo será gratificante y tu vida, maravillosa.
Pero como el principal objetivo de estas revistas es vender, y aunque para eso la mejor estrategia es socabar nuestra autoestima hasta límites insospechados, a veces el marketing aconseja extrañas aberraciones puntuales como esta, que me alegra la mirada y el corazón, aunque no sé si le ocurrirá lo mismo al sector masculino...
Lástima que esto sea flor de un dia. Porque quizá no sea la radiografía de un suspiro, pero a mi me alegra la pestaña que no veas.