lunes, 15 de febrero de 2010

Imaginación

No tengo imaginación. Esto constituye una limitación palmaria. En mi caso no puedo imaginarme cómo quedará un baño si pones tal cosa de tal medida, ni cómo será el salón, y sobre todo si ocupará mucho, poco,...qué es un metro en la vida real es algo que, sinceramente, se me escapa.

Así que, para pensar qué quiero hacer en el piso de obra que me estoy comprando sudo y transpiro, y me desespero.

Sin embargo, no tengo el más mínimo problema en imaginar en qué posturas y/o lugares de la casa me gustaría tener sexo con mi chico, con toda profusión de detalles, por lo que llego a la conclusión de que la vida, en general, y mi psique, en particular, son unas cabronas con pintas, porque no puedo imaginar aquello que, de un modo u otro tendré, y sí que me hago a la idea de lo que no puedo tener.

Así que cuando el cuerpo te juega estas malas pasadas, desearías inmediatamente ser otra persona, o no ser nada.

Eso sí, ahí está costillita para echarle imaginación al mobiliario del hogar, y para esperar pacientemente a que mi cuerpo deje de hacerme la "puñeta" por sistema.

3 comentarios:

  1. Podrías, a partir del tálamo, según vayas imaginando necesidades, entre ayuntamiento y ayuntamiento, la disposición de estas: el baño aquí, por lo de la ducha preambular o jornada festiva en yakuzzi, luego un mueble bar en salón no muy lejano, más o menos por aquí...
    ...no es tan complicado, lleva tus ensoñaciones a la realidad.
    Suerte con "tus cabronas".

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  2. ¡Ja, ja ja!, no es mala idea, pero para eso convendría que el piso tuviera paredes, y la mente las derrumbara. Me lo apunto.

    P.D. Gracias por el comentario, aunque ahora mismo estoy del color de la grana. Es un tipo de desnudez con la que no contaba.

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  3. Por lo menos será como el pudor del desvirge.Ya, en términos blogosféricos, has dejado de ser virgen.

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